Cuando elegí la tela no me convencía mucho, no se sí tenía un mal día o simplemente que a mi corta vista no apreciaba lo que podía surgir de ahí. La cuestión es que la elegí porque eran imágenes muy realistas y Javi quería caballos de verdad, no caballitos de niño y el resultado no ha podido ser mejor.
Ha gustado tanto, que tenemos unos cuantos de caballos trotando para llegar a su destino. Dos de ellos han llegado hasta Girona, para dos hermanos, también fieles amantes de los equinos y que van a tener su mochila para el cole de las que les gustan.
En este caso, después de dar la lata a su madre una y otra vez, con muchas preguntas, decidimos combinarlas con tonos marrones pardos muy parecidas a los caballos y así de paso quitar problemas (o disimularlos) con los lavados, que con estos niños tenemos siempre las lavadoras en marcha.
Aquí el resultado.
Max y Martin, espero que os hayan gustado y que las disfrutéis muchisimos. Muchos besos desde Huelva.
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